domingo, 30 de mayo de 2010

Un chero en Tela, Honduras (parte 3)

Durante dos horas, contemplamos otra cara de Honduras no menos embelesadora. Me refiero al Norte, la zona vecina a la costa atlántica. En ciudades como El Progreso es palpable su antecedente como "república bananera", término quizá peyorativo, peor que también sirve de referencia en cuanto al nivel de importancia que la explotación de tal fruto le brindó al país.

A diferencia de lo visto en zonas como la de Copán, el horizonte es muchísimo más llano y cálido. Es la tierra del Ulúa, un inmenso río cruzado por un puente doble. El asombro causado al ver la construcción no hizo más que aumentar cuando vimos que una buen parte había desaparecido, según nos contaron, a raíz de un temblor en mayo de 2009.

A las cinco en punto llegamos al añorado puerto. La tranquilidad de sus calles nos fue cautivando; era como si el ambiente nos hubiera tomando en brazos en señal de bienvenida. Nos dimos un buen tiempo a pie buscando un alojamiento referido en la guía "Honduras Tips": el Hotel Mango, a una cuadra del parque central. Dejamos las cosas y nos dirigimos a la playa, justo a la hora de la puesta del sol.

Los ingredientes para una estampa inmortal estaban ahí. Brisa fresca, cielo multicolor, el mar verdoso del Caribe, arena blanca y el sol ocultándose en un punto bastante diferente al que lo haría en El Salvador. Lo habíamos logrado. Fuimos de costa a costa por vez primera en nuestra vida.

La foto que deseé tomar desde siempre, y el recuerdo que deseaba obsequiarle a mi padre.

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