domingo, 20 de febrero de 2011

Recordar (con llaveros) es volver a vivir

Sin darme cuenta, comencé a coleccionar llaveros. Ya antes me habían cuestionado ¿por qué nunca había sentido la necesidad de iniciar alguna colección, como monedas o estampillas? Nunca tuve una respuesta diferente a un gesto apático. De repente hallé una misión oculta en cada uno de los tours que empecé a tomar allá por el año 2008, aparte de un deseo por romper la rutina.

Tomar el equipaje y comenzar un viaje es un compromiso. Siempre debe haber algo que sen obtenga como trofeo, sea ésto sólido o etéreo como un sueño, tan diverso como el amanecer en Copán o el atardecer en Alegría; lo único prohibido es regresar en el mismo estado inicial en que se partió, condenando con ello al fracaso la inversión y tachando de fútil la jornada. Es ahí, tras este pequeño análisis, que entran los llaveros. Lejos de ser considerados como simples "recuerditos", se constituyen en "grandes recuerdos".

El mundo es un llavero, y todos los hombres y mujeres son meras llaves.